Pildoritas educativas

ó no somos más weyes porque no somos más grandes!

¡Ahora si, por favor, vasta de mentiras, ó cómo era?!

Día de Muertos

Desde días antes se comienza con la preparación para una de las noches más importantes de los mexicanos.

Hay que comprar todos y cada uno de los ingredientes para preparar un festín de comida para los que ya se fueron y regresan por algunas horas a la tierra de los vivos, y siendo la comida mexicana tan deliciosa y elaborada, no creo que falte ninguna ánima; cuando me muera regresaré para poder probar aunque sea un poquito de mole.

En las mesas adornadas con los mejores manteles siempre deben estar las infaltables flores de cempasúchil, las veladoras, el agua, el papel picado y las deliciosas calaveras, ya sean de chocolate o de azúcar, el pan de muerto y el sabroso chocolate de mesa, y nunca de los nunca podría faltar el licor, tequila, mezcal o pulque, a gusto de los finados.

Esta noche las casas y panteones se llenan de luz y calor, para recordar a los antepasados, convivir con ellos y enseñar a las nuevas generaciones una de las tradiciones más hermosas y coloridas de todo el mundo, dudo que exista alguna fiesta que se le pueda igualar en el mundo.

Por lo mismo debemos mantener a los muertos siempre vivos, jamás olvidarnos de que siempre regresan y hay que recibirlos con la misma alegría que cuando estaban vivos y pedirles que velen por los que aun estamos en este mundo y los extrañamos. Pero tarde o temprano volveremos a estar juntos.